miércoles, 21 de octubre de 2020

PRACTICAS DEL LENGUAJE- 1C -CLASES 28,29 Y 30

 

Plan de Continuidad Pedagógica – Prácticas del Lenguaje – Prof. Cecilia Pierri

Curso 1 “C”

                                                     Clase 28

 Fecha: 8/10/2020

Tema: subgénero Lírico- Poesía- Metáforas

Apellido y nombre:

continuando con el estudio de las poesías y además estamos cerca de conmemorar el día de la tradición, acá les comparto una Poesía que puede ser cantada en forma de payada

 

Leeremos, interpretaremos las metáforas y luego intentaremos recitarla en nuestro encuentro virtual

 


Mi tierra, te están cambiando

 

Como dijera Atahualpa:

“Mi tierra…te están cambiando”

y yo voy avizorando

en medio del paisanaje,

la lenta y cruel agonía

de costumbres y lenguaje

 

La pucha, que lo tiró

que es complicao el pueblero,

ha pateao tiuto el tablero

haciendo flor de ensalada,

pa’ que muchos paisanos

mirando, no entiendan nada.

 

Dicen que la cosa pasa

por la globalización,

pero pa’ mi es invasión

y es una verdá bien dura

que los gringos se han propuesto

confundir nuestra cultura.

 

El mate es una reliquia

que solo toman los viejos,

mientras tiran sus consejos

(por no decir perorata)

a los jóvenes que chupan

unos brebajes en lata.

 

Sorbete en ves de bombilla,

latita por calabaza

por galleta, la figazza,

y es como digo, tal cual,

que en vez de leche con nata

desayunan con cereal.

 

Cuántas cosas debo ver

pa´ que completen mi asombro,

pero la firma le pongo

que hay razón en mi actitú

al churrasco vuelta y vuelta

ahora le dicen “fast-fud”

 

Han hecho ranchos enormes

que están repletos de luces

te ofrecen hasta ñanduces

y si entrás a caminar

en el “shopin” que le dicen,

te venden más que comprar.

 

Que rico tipo el inglés…

y el tema de la comida,

pa’cer más sana la vida

no pone achura en la mesa

y se nos viene pa’ acá

trayendo sus hamburguesas.

 

No se encuentran tortas fritas

menos, pan con chicharrón,

hoy te venden el “miñon”

y pa’ la gran comilona

por las facturas de grasa

te quieren meter las “donats”

 

La música es tema aparte

y no la dejo pasar,

ya no se pueden escuchar

zambas, gatos o rancheras,

pues las radios solo pasas

pura música extranjera

 

Pero lo pior del asunto

según yo lo puedo ver

es que nos queren vender

un peludo bien picante:

que la música criolla

es solo para ignorantes.

            

Por eso que en este tiempo

que se habla de independencia,

hago surco en la conciencia

pa’darle luz a la mente

intentando desde adentro

poder ser independientes.


 


*Poema de Heriberto Carlos Bueno (Don Crisologo), en “¡Será justicia, ca…nejo!” (2004)

 

Analizamos:

1)   ¿De qué tema nos habla esta poesía?

2)   ¿A que cultura pertenece el poeta o yo poético que se expresa? anotar alguna palabras que encuentres en la poesía referentes a su cultura

3)   ¿Cómo se siente el poeta/gaucho? ¿por qué?

4)   ¿Contra que cultura o país se queja o se siente invadido?anotar palabras que encuentres referentes a la cultura que siente que nos ha invadido

5)   ¿Qué crees que quiere lograr el poeta con este mensaje?

6)   Trata de interpretar que significan las siguientes metáforas que aparecen en la poesía

a) ha pateao tiuto el tablero

haciendo flor de ensalada

 

b) pero la firma le pongo

que hay razón en mi actitú

 

c) es que nos quieren vender

un peludo bien picante:

 

7)   Intenta recitar en voz alta el poema leido, como si fuera una payada

Mira este video de payadas con humor para darte una idea

https://www.youtube.com/watch?v=MZ9dr1ekPMQ&ab_channel=LQQ6

Plan de Continuidad Pedagógica – Prácticas del Lenguaje – Prof. Cecilia Pierri

Curso 1 “C”

                                                     Clase 29

 Fecha: 14/10/2020

Tema: Los signos de puntuación

Apellido y nombre:

LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN

 

(COPIAR EN LA CARPETA DE ORTOFRAFÍA)

 

 

Definición: Los signos de puntuación cumplen una importante función en la lengua escrita, pues su correcto uso permite comprender de forma coherente y sin ambigüedades el contenido de un texto.

Por medio de los signos de puntuación se estructuran los textos, ordenando y jerarquizando las ideas en principales y secundarias, lo que permite al lector una mejor interpretación, análisis y comprensión del contenido.

 

 

 , COMA

1.- Para separar dos o más palabras o frases que sean de la misma clase, o formen enumeración, siempre que entre ellas no figuren las conjunciones y, ni, o.

Tenía coches, motos, bicicletas y autobuses.

2 .-Para separar dos miembros independientes de una oración, haya o no conjunción, entre ellos. 

Los soldados saludaban, la gente aplaudía, y los niños no paraban de cantar.

3.- Para limitar una aclaración o ampliación que se inserta en una oración. 

Descartes, gran filósofo francés, escribió muchos libros.

4.- Las locuciones conjuntivas o adverbiales, sea cual sea su posición, van precedidas y seguidas de coma, tales como: en efecto, es decir, de acuerdo, en fin, por consiguiente, no obstante y otras de la misma clase. 

-Dame eso, es decir, si te parece bien. 

-Contestó mal, no obstante, aprobó.

5 El vocativo se escribe seguido de coma si va al principio de la frase; precedido de coma si va al final; y entre comas si va en medio. 

Carlos, ven aquí. Ven aquí, Carlos. ¿Sabes, Carlos, quién reza? 

 

;  Punto y coma indica una interrupción más larga que la de la coma. Se emplea: 

1.- Para separar los diferentes miembros de una oración larga en la que ya hay una o más comas. 

Visitó muchos países, conoció a mucha gente; sin embargo, jamás habló de ello. 

2.- Antes de las conjunciones o locuciones conjuntivas mas, pero, aunque, no obstante, cuando las oraciones son largas. Si son cortas, basta con la coma. 

Siempre hablábamos de cosas muy interesantes, a veces, aburridas; pero siempre hablábamos. 

 

. El punto separa oraciones autónomas.

El punto y seguido: Separa oraciones dentro de un mismo párrafo.

El punto y aparte: Señala el final de un párrafo. 

El punto y final: Señala el final de un texto o escrito. 

NOTA: Después de punto y aparte, y punto y seguido, la palabra que sigue se escribirá, siempre, con letra inicial mayúscula.

Se emplea:

1.- Para señalar el final de una oración. 

Se acabaron las vacaciones. Ahora, a estudiar. 

2.- Detrás de las abreviaturas. 

Sr. (señor), Ud. (usted), etc. 

 : Dos puntos

Se emplean:

1.- En los saludos de las cartas y después de las palabras expone, suplica, declara, etc., de los escritos oficiales.

Estimados Sres: Por la presente les informamos...

2.- Antes de empezar una enumeración.

En la tienda había: naranjas, limones, plátanos y cocos.

3.- Antes de una cita textual.

Fue Descartes quien dijo: "Pienso, luego existo".

4.- En los diálogos, detrás de los verbos dijo, preguntó, contestó y sus sinónimos.

Entonces, el lobo preguntó: - ¿Dónde vas, Caperucita?

 

… Puntos suspensivos

Se emplean:

1.- Cuando dejamos el sentido de la frase en suspenso, sin terminar, con la finalidad de expresar matices de duda, temor, ironía. Quizás yo... podría...

2.- Cuando se interrumpe lo que se está diciendo porque ya se sabe su continuación, sobre todo, en refranes, dichos populares, etc. Quien mal anda,...; No por mucho madrugar...; Perro ladrador...

3.- Cuando al reproducir un texto, se suprime algún fragmento innecesario. En tal caso, los puntos suspensivos se suelen incluir entre corchetes [...] o paréntesis (...).

 ¿? Signos de interrogación

Se utilizan en las oraciones interrogativas directas. Señalan la entonación interrogativa del hablante.

Se escriben:

1.- Al principio y al final de la oración interrogativa directa. ¿Sabes quién ha venido?

NOTA Jamás escribiremos punto después de los signos de interrogación y de exclamación.

¡! Signos de admiración o exclamación  

Se utilizan para señalar el carácter exclamativo de la oración.

Se escriben:

1.- Se escriben para empezar y finalizar una oración exclamativa, exhortativa o imperativa. También van entre signos de exclamación las interjecciones.

¡Siéntate! ¡Qué rebelde estás! ¡Fíjate como baila! ¡Ay!

 () Paréntesis

Se emplea:

1.- Para encerrar oraciones o frases aclaratorias que estén desligadas del sentido de la oración en la que se insertan.

En mi país (no lo digo sin cierta melancolía) encontraba amigos sin buscarlos...

2.- Para encerrar aclaraciones, como fechas, lugares, etc.

La O.N.U. (Organización de Naciones Unidas) es una

_ Raya 

Se emplea:

1.- Para señalar cada una de las intervenciones de los personajes en un diálogo.

-Hola, ¿cómo estás? -Yo, bien, ¿y tú?

2.- Para limitar las aclaraciones que el narrador inserta en el diálogo.

-¡Ven aquí -muy irritado- y enséñame eso!

“” comillas

Se emplean:

1.- A principio y a final de las frases que reproducen textualmente lo que ha dicho un personaje.

Fue Descartes quien dijo: "Pienso, luego existo".

2.- Cuando queremos resaltar alguna palabra o usamos una palabra que no pertenece a la lengua española.

La filatelia es mi "hobby".

Ese "Einstein" no tiene ni idea de lo que dice.

 

- Guión

.1.Una de las principales funciones de este signo de puntuación es la de separar sílabas. . Por lo tanto, esta función nos permite continuar con una palabra en el siguiente renglón cuando se termina el espacio ej. re-pre-sen-tar

2. Sirve para crear palabras compuestas.ej  anti-humedad

 

 Plan de Continuidad Pedagógica – Prácticas del Lenguaje – Prof. Cecilia Pierri

Curso 1 “C”

                                                     Clase 30

 Fecha: 21/10/2020

Tema: Cuento de Terror

Apellido y nombre:

La clase de hoy es solo LECTURA del siguiente cuento:

 

LA DEL ONCE "JOTA (Elsa Bornemann En “¡Socorro!”)

 

Cuesta creer que una abuela no ame a sus nietos pero existió la viuda de R., mujer perversa, bruja siglo veinte que sólo se alegraba cuando hacía daño. La viuda de R. nunca había querido a ninguno de los tres hijos de su única hija. Y mucho menos los quiso cuando a los pobrecitos les tocó en desgracia ir a vivir con ella, después del accidente que los dejó huérfanos y sin ningún otro pariente en océanos a la redonda.

Durante los años que vivieron con ella, la viuda de R. trató a los chicos como si no lo hubieran sido. ¡Ah... si los había mortificado! Castigos y humillaciones a granel. Sobre todo, a Lilibeth —la más pequeña de los hermanos— acaso porque era tan dulce y bonita, idéntica a la mamá muerta, a quien la viuda de R. tampoco había querido —por supuesto— porque por algo era perversa, ¿no?

Luis y Leandro no lo habían pasado mejor con su abuela pero —al menos— sus caritas los habían salvado de padecer una que otra crueldad: no se parecían a la de Lilibeth y —por lo tanto— a la vieja no se le habían transformado en odiados retratos de carne y huesos.

El caso fue que tanto sufrimiento soportaron los tres hermanos por culpa de la abuela que —no bien crecieron y pudieron trabajar— alquilaron un departamento chiquito y allí se fueron a vivir juntos.

Pasaron algunos años más.

Luis y Leandro se casaron y así fue como Lilibeth se quedó sólita en aquel 11 "J", contrafrente, dos ambientes, teléfono, cocina y baño completos, más balconcito a pulmón de manzana.

Lili era vendedora en una tienda y —a partir del atardecer— estudiaba en

una escuela nocturna.

Un viernes a la medianoche —no bien acababa de caer rendida en su cama— se despertó sobresaltada. Una pesadilla que no lograba recordar, acaso. Lo cierto fue que la muchacha empezó a sentir que algo le aspiraba las fuerzas, el aire, la vida.

Esa sensación le duró alrededor de cinco minutos inacabables.

Cuando concluyó, Lilibeth oyó —fugazmente— la voz de la abuela. Y la voz

aullaba desde lejos—.

—Liiilibeeeth... Pronto nos veremos... Liiilibeeeth... Liiiiiii... Liiiii... Ag.

La jovencita encendió el velador, la radio y abandonó el lecho, indudablemente, una ducha tibia y un tazón de leche iban a hacerle muy bien, des- pués de esos momentos de angustia.

Y así fue.

Pero a la mañana siguiente— lo que ella había supuesto una pesadilla más comenzó a prolongarse, aunque ni la misma Lili pudiera sospecharlo todavía. Las voces de Luis y Leandro —a través del teléfono— le anunciaron:

—Esta madrugada falleció la abuela... Nos avisó el encargado de su edificio... sí... te entendemos... Nosotros tampoco, Lili... pero... claro... alguien tiene que hacerse cargo de... Quedáte tranquila, nena... Después te vamos a ver... Sí... Bien... Besos, querida.

Luis y Leandro visitaron el 11 "J" la noche del domingo. Lilibeth los

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¡Socorro!

aguardaba ansiosa.

Si bien ninguno de los tres podía sentir dolor por la muerte de la malvada abuela, una emoción rara —mezcla de pena e inquietud a la par— unía a los hermanos con la misma potencia del amor que se profesaban.

—Si estás de acuerdo, nena, Leandro y yo nos vamos a ocupar de vender los muebles y las demás cosas, ¿eh? Ah, pensamos que no te vendrían mal algunos artefactos. Esta semana te los vamos a traer. La abuela se había comprado tv-color, licuadora, heladera, lustradora y lavarropas ultra modernos, ¿qué te parece? Lilibeth los escuchaba como atontada. Y como atontada recibió —el sábado siguiente— los cinco aparatos domésticos que habían pertenecido a la viuda de R., que en paz descanse. Su herencia visible y tangible. (La o t r a, Lili acababa de recibirla también, aunque... ¿cómo podía darse cuenta?... ¿quién hubiera sido capaz de darse cuenta?)

Más de dos meses transcurrieron en los almanaques hasta que la jovencita se decidió a usar esos artefactos que se promocionaban en múltiples propagandas, tan novedosos y sofisticados eran. Un día, superó la desagradable impresión que le causaban al recordarle a la desamorada abuela y —finalmente— empezó con la licuadora. Aquella mañana de domingo, tanto Lilibeth como su gato se hartaron de bananas con leche.

A partir de entonces comenzó a usar —también— la lustradora... enchufó la lujosa heladera con freezer... hizo instalar el televisor con control remoto y puso en marcha el enorme lavarropas. Este aparato era verdaderamente enorme: la chica tuvo que acumular varios kilos de ropa sucia para poder utilizarlo. ¿Para qué habría comprado la abuela semejante armatoste, solitaria como habitaba su casa?

A lo largo de algunos días, Lilibeth se fue acostumbrando a manejar todos los electrodomésticos heredados, tal como si hubieran sido suyos desde siempre. El que más le atraía el televisor color, claro. Apenas regresaba al departamento —des- pués de su jornada de trabajo y estudio— lo encendía y miraba programas de trasnoche. Habitualmente, se quedaba dormida sin ver los finales. Era entonces el molesto zumbido de las horas sin transmisión el que hacía las veces de despertador a destiempo. En más de una ocasión, Lili se despertaba antes del amanecer a causa del "schschsch" que emitía el televisor, encendido al divino botón.

Una de esas veces —cerca de la madrugada de un sábado como otros— la jovencita tanteó el cubrecama —medio dormida— tratando de ubicar la cajita del control remoto que le permitía apagar la televisión sin tener que levantarse.

Al no encontrarlo, se despabiló a medias. La luz platinosa que proyectaba el aparato más su chirriante sonido terminaron por despertarla totalmente. Entonces la vio y un estremecimiento le recorrió el cuerpo: la imagen del rostro de la abuela le sonreía —sin sus dientes— desde la pantalla. Aparecía y desaparecía en una serie de flashes que se apagaron —de pronto tal como el televisor, sin que Lilibeth hubiera —siquiera— rozado el control remoto. A partir de aquel sábado, el espanto se instaló en el 11 "J" como un huésped favorito.

La pobre chica no se animaba a contarle a nadie lo que le estaba ocurriendo.

—¿Me estaré volviendo loca? —se preguntaba, aterrorizada. Le costaba convencerse de que todos y cada uno de los sucesos que le tocaba padecer estaban formando parte de su realidad cotidiana.

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¡Socorro!

Para aliviar un poquito su callado pánico, Lilibeth decidió anotar en un cuaderno esos hechos que solamente ella conocía, tal como se habían desarrollado desde un principio.

Y anotó —entonces— entre muchas otras cosas que...

"La lustradora no me obedece; es inútil que intente guiarla sobre los pisos en la dirección que deseo... (...) El aparato pone en acción "sus propios planes", moviéndose hacia donde se le antoja... (...) Antes de ayer, la licuadora se puso en marcha "por su cuenta", mientras que yo colocaba en el vaso unos trozos de zanahoria. Resultado: dos dedos heridos. (...) La heladera me depara horrendas sorpresas (...) Encuentro largos pelos canosos enrollados en los alimentos, aunque lo peor fue abrir el freezer y hallar una dentadura postiza. La arrojé por el incinerador... (...) La desdentada imagen de la abuela continúa apareciendo y desapareciendo —de pronto— en la pantalla del televisor durante las funciones de trasnoche... (...) Mi gato Zambri parece percibir todo (...) se desplaza por el departamento casi siempre erizado (...) Fija su mirada redondita aquí y allá, como si lograra ver algo que yo no. (...) El único artefacto que funciona normalmente es el lavarropas... (...) Voy a deshacerme de todos los demás malditos aparatos, a venderlos, a regalarlos mañana mismo... (...) Durante esta siesta dominguera, mientras me dispongo a lavar una montaña de ropa..." (AQUÍ CONCLUYEN LAS ANOTACIONES DE LILIBETH. ABRUPTAMENTE, Y UN TRAZO DE BOLÍGRAFO AZUL SALE COMO UNA SERPENTINA DESDE EL FINAL DE ESA "A" HASTA LLEGAR AL EXTREMO INFERIOR DE LA HOJA.)

Tras un día y medio sin noticias de Lili, los hermanos se preocuparon mucho

y se dirigieron a su departamento.

Era el mediodía del martes siguiente a esa "siesta dominguera".

Apenas arribados, Luis y Leandro se sobresaltaron: algunas vecinas cuchicheaban en el corredor general, otra golpeaba a la puerta del 11 "J", mientras que el portero pasaba el trapo de piso una y otra vez.

—No sabemos qué está pasando adentro. La señorita no atiende el teléfono,

no responde al timbre ni a los gritos de llamado... Desde ayer que...

Agua jabonosa seguía fluyendo por debajo de la puerta hacia el corredor

general, como un río casero.

Dieron parte a la policía. Forzaron la puerta, que estaba bien cerrada desde adentro y con su correspondiente traba. Luis y Leandro llamaron a Lili con desesperación. La buscaron con desesperación. Y —con desesperación— comprobaron que la muchacha no estaba allí.

El televisor en funcionamiento —pero extrañamente sin transmisión a pesar

de la hora— enervaba con su zumbido.

En la cocina, "la montaña" de ropa sucia junto al lavarropas, en marcha y con

la tapa levantada.

Medio enroscado a la paleta del tambor giratorio y medio colgando hacia afuera, un camisón de Lilibeth; única prenda que encontraron allí, además de una pantufla casi deshecha en el fondo del tambor.

El agua jabonosa seguía derramándose y empapando los pisos.

 

Elsa Bornemann

¡Socorro!

Más tarde, Luis ubicó a Zambri, detrás de un cajón de soda y semioculto por una pila de diarios viejos. El animal estaba como petrificado y con la mirada fija en un invisible punto de horror del que nadie logró despegarlo todavía. (Se lo llevó Leandro.)

El gato, único testigo.

Pero los gatos no hablan. Y a la policía, las anotaciones del cuaderno de Lilibeth le parecieron las memorias de una loca que "vaya a saberse cómo se las ingenió para desaparecer sin dejar rastros"... "una loca suelta más"... "La loca del 11 Jota"... como la apodaron sus vecinos, cuando la revista para la que yo trabajo me envió a hacer esta nota.

 

 


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