Plan de Continuidad Pedagógica – Prácticas del Lenguaje –
Prof. Cecilia Pierri
Curso 1 “C”
Clase 28
Fecha: 8/10/2020
Tema: subgénero Lírico- Poesía- Metáforas
Apellido y nombre:
continuando con el estudio de las poesías y además estamos
cerca de conmemorar el día de la tradición, acá les comparto una Poesía que
puede ser cantada en forma de payada
Leeremos, interpretaremos las metáforas y luego intentaremos
recitarla en nuestro encuentro virtual
Mi tierra, te están cambiando
Como dijera Atahualpa:
“Mi tierra…te están cambiando”
y yo voy avizorando
en medio del paisanaje,
la lenta y cruel agonía
de costumbres y lenguaje
La pucha, que lo tiró
que es complicao el pueblero,
ha pateao tiuto el tablero
haciendo flor de ensalada,
pa’ que muchos paisanos
mirando, no entiendan nada.
Dicen que la cosa pasa
por la globalización,
pero pa’ mi es invasión
y es una verdá bien dura
que los gringos se han propuesto
confundir nuestra cultura.
El mate es una reliquia
que solo toman los viejos,
mientras tiran sus consejos
(por no decir perorata)
a los jóvenes que chupan
unos brebajes en lata.
Sorbete en ves de bombilla,
latita por calabaza
por galleta, la figazza,
y es como digo, tal cual,
que en vez de leche con nata
desayunan con cereal.
Cuántas cosas debo ver
pa´ que completen mi asombro,
pero la firma le pongo
que hay razón en mi actitú
al churrasco vuelta y vuelta
ahora le dicen “fast-fud”
Han hecho ranchos enormes
que están repletos de luces
te ofrecen hasta ñanduces
y si entrás a caminar
en el “shopin” que le dicen,
te venden más que comprar.
Que rico tipo el inglés…
y el tema de la comida,
pa’cer más sana la vida
no pone achura en la mesa
y se nos viene pa’ acá
trayendo sus hamburguesas.
No se encuentran tortas fritas
menos, pan con chicharrón,
hoy te venden el “miñon”
y pa’ la gran comilona
por las facturas de grasa
te quieren meter las “donats”
La música es tema aparte
y no la dejo pasar,
ya no se pueden escuchar
zambas, gatos o rancheras,
pues las radios solo pasas
pura música extranjera
Pero lo pior del asunto
según yo lo puedo ver
es que nos queren vender
un peludo bien picante:
que la música criolla
es solo para ignorantes.
Por eso que en este tiempo
que se habla de independencia,
hago surco en la conciencia
pa’darle luz a la mente
intentando desde adentro
poder ser independientes.
*Poema de Heriberto Carlos Bueno (Don Crisologo), en “¡Será justicia, ca…nejo!” (2004)
Analizamos:
1)
¿De qué tema nos habla esta poesía?
2)
¿A que cultura pertenece el poeta o yo poético que se expresa?
anotar alguna palabras que encuentres en la poesía referentes a su cultura
3)
¿Cómo se siente el poeta/gaucho? ¿por qué?
4)
¿Contra que cultura o país se queja o se siente invadido?anotar
palabras que encuentres referentes a la cultura que siente que nos ha invadido
5)
¿Qué crees que quiere lograr el poeta con este mensaje?
6)
Trata de interpretar que significan las siguientes metáforas que
aparecen en la poesía
a) ha pateao tiuto el tablero
haciendo flor de ensalada
b) pero la firma le pongo
que hay razón en mi actitú
c) es que nos quieren vender
un peludo bien picante:
7)
Intenta recitar en voz alta el poema leido, como si fuera una
payada
Mira este
video de payadas con humor para darte una idea
https://www.youtube.com/watch?v=MZ9dr1ekPMQ&ab_channel=LQQ6
Plan de Continuidad Pedagógica – Prácticas del Lenguaje –
Prof. Cecilia Pierri
Curso 1 “C”
Clase 29
Fecha: 14/10/2020
Tema: Los signos de puntuación
Apellido y nombre:
LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN
(COPIAR EN LA CARPETA DE ORTOFRAFÍA)
Definición: Los signos de puntuación cumplen una importante
función en la lengua escrita, pues su correcto uso permite comprender de
forma coherente y sin ambigüedades el contenido de un texto. Por medio de los signos de puntuación se estructuran los
textos, ordenando y jerarquizando las ideas en principales y secundarias, lo
que permite al lector una mejor interpretación, análisis y comprensión del
contenido. |
, COMA 1.-
Para separar dos o más palabras o frases que sean de la misma clase, o formen
enumeración, siempre que entre ellas no figuren las conjunciones y, ni, o. Tenía coches, motos, bicicletas
y autobuses. 2 .-Para separar dos miembros
independientes de una oración, haya o no conjunción, entre ellos. Los soldados saludaban, la
gente aplaudía, y los niños no paraban de cantar. 3.- Para limitar una aclaración
o ampliación que se inserta en una oración. Descartes, gran filósofo
francés, escribió muchos libros. 4.- Las locuciones conjuntivas
o adverbiales, sea cual sea su posición, van precedidas y seguidas de coma,
tales como: en efecto, es
decir, de acuerdo, en fin, por consiguiente, no obstante y otras de la misma clase. -Dame eso, es decir, si te
parece bien. -Contestó mal, no obstante,
aprobó. 5 El vocativo se escribe
seguido de coma si va al principio de la frase; precedido de coma si va al
final; y entre comas si va en medio. Carlos, ven aquí. Ven aquí,
Carlos. ¿Sabes, Carlos, quién reza? |
; Punto y coma indica una interrupción más larga que la
de la coma. Se emplea: |
1.-
Para separar los diferentes miembros de una oración larga en la que ya hay
una o más comas. Visitó muchos países, conoció a
mucha gente; sin embargo, jamás habló de ello. 2.- Antes de las conjunciones o
locuciones conjuntivas mas,
pero, aunque, no obstante, cuando las oraciones son largas. Si son
cortas, basta con la coma. Siempre hablábamos de cosas muy
interesantes, a veces, aburridas; pero siempre hablábamos. |
.
El punto
separa oraciones autónomas. El punto y seguido: Separa oraciones
dentro de un mismo párrafo. El punto y aparte:
Señala el final de un párrafo. El punto y final: Señala
el final de un texto o escrito. NOTA: Después
de punto y aparte, y punto y seguido, la palabra que sigue se escribirá,
siempre, con letra inicial mayúscula. |
Se
emplea: 1.- Para señalar el
final de una oración. Se acabaron las
vacaciones. Ahora, a estudiar. 2.- Detrás de las
abreviaturas. Sr. (señor), Ud.
(usted), etc. |
: Dos puntos |
Se
emplean: 1.- En los
saludos de las cartas y después de las palabras expone, suplica, declara,
etc., de los escritos oficiales. Estimados
Sres: Por la presente les informamos... 2.- Antes
de empezar una enumeración. En la
tienda había: naranjas, limones, plátanos y cocos. 3.- Antes
de una cita textual. Fue
Descartes quien dijo: "Pienso, luego existo". 4.- En los
diálogos, detrás de los verbos dijo, preguntó, contestó y sus sinónimos. Entonces,
el lobo preguntó: - ¿Dónde vas, Caperucita? |
…
Puntos suspensivos |
Se
emplean: 1.- Cuando
dejamos el sentido de la frase en suspenso, sin terminar, con la finalidad de
expresar matices de duda, temor, ironía. Quizás
yo... podría... 2.- Cuando
se interrumpe lo que se está diciendo porque ya se sabe su continuación,
sobre todo, en refranes, dichos populares, etc. Quien mal anda,...; No por mucho
madrugar...; Perro ladrador... 3.- Cuando
al reproducir un texto, se suprime algún fragmento innecesario. En tal caso,
los puntos suspensivos se suelen incluir entre corchetes [...] o paréntesis
(...). |
¿? Signos de interrogación |
Se
utilizan en las oraciones interrogativas directas. Señalan la entonación
interrogativa del hablante. Se
escriben: 1.- Al
principio y al final de la oración interrogativa directa. ¿Sabes quién ha venido? NOTA Jamás
escribiremos punto después de los signos de interrogación y de exclamación. |
¡!
Signos de admiración o exclamación |
Se
utilizan para señalar el carácter exclamativo de la oración. Se
escriben: 1.- Se
escriben para empezar y finalizar una oración exclamativa, exhortativa o
imperativa. También van entre signos de exclamación las interjecciones. ¡Siéntate!
¡Qué rebelde estás! ¡Fíjate como baila! ¡Ay! |
() Paréntesis |
Se emplea: 1.- Para
encerrar oraciones o frases aclaratorias que estén desligadas del sentido de
la oración en la que se insertan. En mi país
(no lo digo sin cierta melancolía) encontraba amigos sin buscarlos... 2.- Para
encerrar aclaraciones, como fechas, lugares, etc. La O.N.U.
(Organización de Naciones Unidas) es una |
_
Raya |
Se emplea: 1.- Para
señalar cada una de las intervenciones de los personajes en un diálogo. -Hola,
¿cómo estás? -Yo, bien, ¿y tú? 2.- Para
limitar las aclaraciones que el narrador inserta en el diálogo. -¡Ven aquí
-muy irritado- y enséñame eso! |
“”
comillas |
Se
emplean: 1.- A
principio y a final de las frases que reproducen textualmente lo que ha dicho
un personaje. Fue
Descartes quien dijo: "Pienso, luego existo". 2.- Cuando
queremos resaltar alguna palabra o usamos una palabra que no pertenece a la
lengua española. La
filatelia es mi "hobby". Ese
"Einstein" no tiene ni idea de lo que dice. |
-
Guión .1.Una
de las principales funciones de este signo de puntuación es la de separar
sílabas. . Por lo tanto, esta función nos permite continuar con una palabra
en el siguiente renglón cuando se termina el espacio ej. re-pre-sen-tar 2.
Sirve para crear palabras compuestas.ej
anti-humedad |
Curso 1 “C”
Clase 30
Fecha: 21/10/2020
Tema: Cuento de Terror
Apellido y nombre:
La
clase de hoy es solo LECTURA del siguiente cuento:
LA
DEL ONCE "JOTA (Elsa
Bornemann En “¡Socorro!”)
Cuesta
creer que una abuela no ame a sus nietos pero existió la viuda de R., mujer perversa, bruja siglo veinte que sólo se alegraba cuando hacía
daño. La viuda de R. nunca había querido a ninguno de los
tres hijos de su única hija. Y mucho menos los quiso
cuando a los pobrecitos les tocó en desgracia ir a vivir con ella, después del accidente que los dejó huérfanos y sin ningún otro
pariente en océanos a la redonda.
Durante
los años que vivieron con ella, la viuda de R. trató a los chicos como si no lo hubieran sido. ¡Ah... si los había mortificado! Castigos y
humillaciones a granel. Sobre todo, a Lilibeth —la más
pequeña de los hermanos— acaso porque era tan dulce y
bonita, idéntica a la mamá muerta, a quien la viuda de R. tampoco había querido —por supuesto— porque por algo era perversa, ¿no?
Luis
y Leandro no lo habían pasado mejor con su abuela pero —al menos— sus caritas los habían salvado de padecer una que otra crueldad: no se
parecían a la de Lilibeth y —por lo tanto— a la vieja no
se le habían transformado en odiados retratos de carne y
huesos.
El
caso fue que tanto sufrimiento soportaron los tres hermanos por culpa de la abuela que —no bien crecieron y pudieron trabajar— alquilaron un
departamento chiquito y allí se fueron a vivir juntos.
Pasaron
algunos años más.
Luis
y Leandro se casaron y así fue como Lilibeth se quedó sólita en aquel 11 "J", contrafrente, dos ambientes, teléfono, cocina y baño
completos, más balconcito a pulmón de manzana.
Lili
era vendedora en una tienda y —a partir del atardecer— estudiaba en
una
escuela nocturna.
Un
viernes a la medianoche —no bien acababa de caer rendida en su cama— se despertó sobresaltada. Una pesadilla que no lograba recordar,
acaso. Lo cierto fue que la muchacha empezó a sentir que
algo le aspiraba las fuerzas, el aire, la vida.
Esa
sensación le duró alrededor de cinco minutos inacabables.
Cuando
concluyó, Lilibeth oyó —fugazmente— la voz de la abuela. Y la voz
aullaba
desde lejos—.
—Liiilibeeeth...
Pronto nos veremos... Liiilibeeeth... Liiiiiii... Liiiii... Ag.
La
jovencita encendió el velador, la radio y abandonó el lecho, indudablemente, una ducha tibia y un tazón de leche iban a hacerle muy
bien, des- pués de esos momentos de angustia.
Y
así fue.
Pero
a la mañana siguiente— lo que ella había supuesto una pesadilla más comenzó a prolongarse, aunque ni la misma Lili pudiera sospecharlo
todavía. Las voces de Luis y Leandro —a través del
teléfono— le anunciaron:
—Esta
madrugada falleció la abuela... Nos avisó el encargado de su edificio... sí... te entendemos... Nosotros tampoco, Lili... pero...
claro... alguien tiene que hacerse cargo de... Quedáte
tranquila, nena... Después te vamos a ver... Sí... Bien...
Besos, querida.
Luis
y Leandro visitaron el 11 "J" la noche del domingo. Lilibeth los
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¡Socorro!
aguardaba
ansiosa.
Si
bien ninguno de los tres podía sentir dolor por la muerte de la malvada abuela, una emoción rara —mezcla de pena e inquietud a la par— unía a
los hermanos con la misma potencia del amor que se
profesaban.
—Si
estás de acuerdo, nena, Leandro y yo nos vamos a ocupar de vender los muebles y las demás cosas, ¿eh? Ah, pensamos que no te vendrían mal
algunos artefactos. Esta semana te los vamos a traer. La
abuela se había comprado tv-color, licuadora, heladera,
lustradora y lavarropas ultra modernos, ¿qué te parece? Lilibeth los escuchaba como atontada. Y como atontada recibió —el sábado
siguiente— los cinco aparatos domésticos que habían
pertenecido a la viuda de R., que en paz descanse. Su
herencia visible y tangible. (La o t r a, Lili acababa de recibirla también, aunque...
¿cómo podía darse cuenta?... ¿quién hubiera sido capaz de darse cuenta?)
Más
de dos meses transcurrieron en los almanaques hasta que la jovencita se decidió a usar esos artefactos que se promocionaban en múltiples
propagandas, tan novedosos y sofisticados eran. Un día,
superó la desagradable impresión que le causaban al
recordarle a la desamorada abuela y —finalmente— empezó con la licuadora. Aquella mañana de domingo, tanto Lilibeth como su gato se
hartaron de bananas con leche.
A
partir de entonces comenzó a usar —también— la lustradora... enchufó la lujosa heladera con freezer... hizo instalar el televisor con control
remoto y puso en marcha el enorme lavarropas. Este
aparato era verdaderamente enorme: la chica tuvo que
acumular varios kilos de ropa sucia para poder utilizarlo. ¿Para qué habría
comprado la abuela semejante armatoste, solitaria como habitaba
su casa?
A
lo largo de algunos días, Lilibeth se fue acostumbrando a manejar todos los electrodomésticos heredados, tal como si hubieran sido suyos desde
siempre. El que más le atraía el televisor color, claro.
Apenas regresaba al departamento —des- pués de su jornada
de trabajo y estudio— lo encendía y miraba programas de trasnoche.
Habitualmente, se quedaba dormida sin ver los finales. Era entonces el molesto zumbido de las horas sin transmisión el que hacía las veces de
despertador a destiempo. En más de una ocasión, Lili se
despertaba antes del amanecer a causa del
"schschsch" que emitía el televisor, encendido al divino botón.
Una
de esas veces —cerca de la madrugada de un sábado como otros— la jovencita tanteó el cubrecama —medio dormida— tratando de ubicar la
cajita del control remoto que le permitía apagar la
televisión sin tener que levantarse.
Al
no encontrarlo, se despabiló a medias. La luz platinosa que proyectaba el aparato más su chirriante sonido terminaron por despertarla totalmente.
Entonces la vio y un estremecimiento le recorrió el
cuerpo: la imagen del rostro de la abuela le sonreía —sin
sus dientes— desde la pantalla. Aparecía y desaparecía en una serie de flashes que se apagaron —de pronto tal como el televisor, sin que
Lilibeth hubiera —siquiera— rozado el control remoto. A
partir de aquel sábado, el espanto se instaló en el 11
"J" como un huésped favorito.
La
pobre chica no se animaba a contarle a nadie lo que le estaba ocurriendo.
—¿Me
estaré volviendo loca? —se preguntaba, aterrorizada. Le costaba convencerse de que todos y cada uno de los sucesos que le tocaba
padecer estaban formando parte de su realidad cotidiana.
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Bornemann
¡Socorro!
Para
aliviar un poquito su callado pánico, Lilibeth decidió anotar en un cuaderno esos hechos que solamente ella conocía, tal como se habían
desarrollado desde un principio.
Y
anotó —entonces— entre muchas otras cosas que...
"La
lustradora no me obedece; es inútil que intente guiarla sobre los pisos en la dirección que deseo... (...) El aparato pone en acción "sus
propios planes", moviéndose hacia donde se le
antoja... (...) Antes de ayer, la licuadora se puso en marcha
"por su cuenta", mientras que yo colocaba en el vaso unos trozos de
zanahoria. Resultado: dos dedos heridos. (...) La heladera me
depara horrendas sorpresas (...) Encuentro largos pelos
canosos enrollados en los alimentos, aunque lo peor fue
abrir el freezer y hallar una dentadura postiza. La arrojé por el incinerador... (...) La desdentada imagen de la abuela continúa
apareciendo y desapareciendo —de pronto— en la pantalla
del televisor durante las funciones de trasnoche... (...)
Mi gato Zambri parece percibir todo (...) se desplaza por el departamento casi siempre erizado (...) Fija su mirada redondita aquí
y allá, como si lograra ver algo que yo no. (...) El
único artefacto que funciona normalmente es el lavarropas...
(...) Voy a deshacerme de todos los demás malditos aparatos, a venderlos, a regalarlos mañana mismo... (...) Durante esta siesta dominguera,
mientras me dispongo a lavar una montaña de ropa..." (AQUÍ
CONCLUYEN LAS ANOTACIONES DE LILIBETH. ABRUPTAMENTE, Y UN
TRAZO DE BOLÍGRAFO AZUL SALE COMO UNA SERPENTINA DESDE EL
FINAL DE ESA "A" HASTA LLEGAR AL EXTREMO
INFERIOR DE
Tras
un día y medio sin noticias de Lili, los hermanos se preocuparon mucho
y
se dirigieron a su departamento.
Era
el mediodía del martes siguiente a esa "siesta dominguera".
Apenas
arribados, Luis y Leandro se sobresaltaron: algunas vecinas cuchicheaban en el corredor general, otra golpeaba a la puerta del 11
"J", mientras que el portero pasaba el trapo de
piso una y otra vez.
—No
sabemos qué está pasando adentro. La señorita no atiende el teléfono,
no
responde al timbre ni a los gritos de llamado... Desde ayer que...
Agua
jabonosa seguía fluyendo por debajo de la puerta hacia el corredor
general,
como un río casero.
Dieron
parte a la policía. Forzaron la puerta, que estaba bien cerrada desde adentro y con su correspondiente traba. Luis y Leandro llamaron a Lili
con desesperación. La buscaron con desesperación. Y —con
desesperación— comprobaron que la muchacha no estaba
allí.
El
televisor en funcionamiento —pero extrañamente sin transmisión a pesar
de
la hora— enervaba con su zumbido.
En
la cocina, "la montaña" de ropa sucia junto al lavarropas, en marcha
y con
la
tapa levantada.
Medio
enroscado a la paleta del tambor giratorio y medio colgando hacia afuera, un camisón de Lilibeth; única prenda que encontraron allí,
además de una pantufla casi deshecha en el fondo del
tambor.
El
agua jabonosa seguía derramándose y empapando los pisos.
Elsa
Bornemann
¡Socorro!
Más
tarde, Luis ubicó a Zambri, detrás de un cajón de soda y semioculto por una pila de diarios viejos. El animal estaba como petrificado y con la
mirada fija en un invisible punto de horror del que nadie
logró despegarlo todavía. (Se lo llevó Leandro.)
El
gato, único testigo.
Pero
los gatos no hablan. Y a la policía, las anotaciones del cuaderno de Lilibeth le parecieron las memorias de una loca que "vaya a
saberse cómo se las ingenió para desaparecer sin dejar
rastros"... "una loca suelta más"... "La loca del 11
Jota"... como la apodaron sus vecinos, cuando la revista
para la que yo trabajo me envió a hacer esta nota.
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